viernes, 31 de agosto de 2012

No claudicar en nuestra voluntad de crecer


Por: Juan Carlos Mortati

    Cada 2 de setiembre conmemoramos el día de la Industria. La idea original consiste en recordar el primer embarque al exterior de manufacturas y tejidos elaborados en el interior, y el funcionamiento de la Aduana. Pero resulta, entre sorprendente y algo risueño la realidad del suceso.

   Dice en una investigación el historiador Felipe Pigna que fue instaurada esa fecha desde el año 1941 pero, lo curioso es lo que refiere al respecto. Veamos, “Desde 1941 se celebra en Argentina el 2 de septiembre como el día de la industria en homenaje a un episodio”… “Debe haber pocos países en el mundo, por no decir ninguno y aumentar nuestro Ego, por aquello de la originalidad nacional, que para homenajear a su Industria Nacional, elijan un hecho delictivo, concretamente, un episodio de contrabando. Eso fue lo que ocurrió aquel 2 de septiembre de 1587 en el territorio que hoy conocemos como la República Argentina y que entonces pertenecía al Virreinato del Perú.”

   “El calendario recuerda aquel 2 de septiembre de 1587 cuando zarpó del fondeadero del Riachuelo, que hacía las veces de puerto de Buenos Aires, la carabela San Antonio al mando de un tal Antonio Pereyra con rumbo al Brasil.”

   “La San Antonio llevaba en sus bodegas un cargamento proveniente del Tucumán, fletado por el obispo de esa ciudad, Fray Francisco de Vitoria. Se trataba de tejidos y bolsas de harina producidos en la por entonces próspera Santiago del Estero. Lo notable es que dentro de las inocentes bolsas de harina, según denunció el gobernador del Tucumán Ramírez de Velasco, viajaban camuflados varios kilos de barras de plata provenientes del Potosí, cuya exportación estaba prohibida por Real Cédula. Es decir que la "primera exportación argentina" encubre un acto de contrabando y comercio ilegal.”

   Por lo que surge de esos datos aportados por Felipe Pigna, sería oportuno ir buscando otro acontecimiento más feliz, sobre todo por lo que representa, para celebrar o mejor dicho, promocionar la industria nacional, cimentada en genes de trabajo y producción más propios a nuestro territorio y a nuestra gente, ajenos y lejanos a aquel 1587, cinco siglos atrás, mencionado en la nota de Pigna.


   Más allá de la anécdota que narra aquel incidente, lo fundamental es el sentido que le otorguemos nosotros al hecho de celebrar las virtudes de nuestra industria y el esfuerzo productivo, en las circunstancias que hoy nos competen. Por eso, el título de esta nota. Las trastadas y tropelías siempre existieron, y existirán.

   Hay un mérito incuestionable en quienes desde sus sueños legendarios lograron el desarrollo y el crecimiento de nuestro territorio. Ahí se cimienta y se aferra la voluntad que trasciende tiempos e historias para cuajarse en la pujanza de pioneros y hacedores de futuro, concreto y tangible.

Trabajo, producción, crecimiento. Eslabones imprescindibles en la escalada de los triunfos cotidianos y la persistencia sin tregua de hombres y pueblos para realizar sus destinos. Valorizaciones que expresan nítidamente el sentido del concepto de la “industria”, algo así como “construir desde dentro”, de las cosas, de la realidad y transformarlas con laboriosidad y con ingenio. Y después, su consecuencia, la construcción de la vida de las comunidades, al amparo de la generación del empleo y la productividad.
 
 Ese es el desafío que nos compromete a rescatar la voluntad de crecer.


DONDE ESTAMOS PARADOS HOY

  Pero la industria, la producción, el comercio también se traducen en números, en posibles  ecuaciones económicamente rentables que motivan el esfuerzo individual y de conjunto. Por eso es importante repasar algunos indicadores que nos muestren donde estamos parados hoy a nivel estructural del país y dentro de un encuadre mundial económicamente complicado.

 Un reciente informe oficial expresa que, “El intercambio comercial en julio arrojó un superávit de 1014 millones de dólares, que representa una suba anual del 54 por ciento, informó hace unos días el Indec. Ese resultado se obtuvo por una leve alza de las exportaciones, del uno por ciento, frente a una reducida caída de las importaciones, del 4, la menor desde febrero. En los primeros siete meses el ingreso de dólares por la vía comercial acumula 8350 millones, cerca del objetivo trazado por el Gobierno para todo el año de 10 mil millones de dólares. La mejora en las ventas al exterior se explica principalmente por las mayores colocaciones de trigo y maíz luego de la apertura de cupos de 6 y 3 millones de toneladas, respectivamente. En tanto, se destacó por el lado de las compras un ingreso más ágil de bienes de consumo e intermedios, en línea con las menores restricciones impuestas por la secreatría de Comercio”.

  Las variantes de la política cambiaria y la regulación de importaciones tienen como objetivo consolidar ese superavit comercial, que permitirá soportar los cimbronazos de la crisis global. Sin embargo las regulaciones que instrumentó Argentina fueron cuestionadas desde afuera y desde dentro, como decisiones desacopladas  en las actuales circunstancias del flujo global de la economía.

   Sin embargo, así clarifica el informe citado este tema “La política de administración de comercio que despliega el Gobierno despertó críticas en la Organización Mundial de Comercio por parte de la Unión Europea y, recientemente, Estados Unidos y Japón. Como medida defensiva, la Cancillería denunciará a Estados Unidos por impedir el ingreso de carnes y cítricos . Cabe resaltar, sin embargo, que en el acumulado del año las ventas a la Unión Europea bajaron un 12 por ciento, mientras que las importaciones desde ese destino subieron 15 puntos. Además, las colocaciones a los países de Norteamérica bajaron 2 por ciento, a diferencia de las compras argentinas, que avanzaron 5 por ciento. Una dinámica diferente mostró el comercio con los países de la región. Las exportaciones al Mercosur bajaron 6 por ciento, mientras que las importaciones lo hicieron en un 16 por ciento.”

  Como se puede observar,  las críticas recibidas parecen no armonizar con la realidad de lo que muestran esas cifras y, más bien se ubican en esa línea de retahílas permanentes que cuestionan la estrategia de Argentina y otros países del bloque de la UNASUR, en cuanto a fortalecer los logros y las mejoras en el crecimiento económico logrados en estos años, en comparación a las turbulencias en la cual se mantienen otras economías mundiales, expuestas hasta no hace mucho tiempo, como modelos a imitar. El FMI nos está visitando poco últimamente. En materia de soberanía política y autonomía económica es una muy buena señal. Para conmemorar el día de la Industria Nacional, muchísimo más, todo un estandarte.

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