martes, 24 de julio de 2012

Y todo el mar detrás



Por: Juan Carlos Mortati

   Mientras apuntaba sobre un borrador algunas ideas y reflexiones  para darle contexto a esta nota, en un entretiempo mientras “acomodaba” otra vez el mate, ojee un artículo de Sandra Ruso que  me inspiró el título y me ayudó a encaminar esas ideas que andaban flotando sin alcanzar todavía un correcto amarre en el texto que intentaba desarrollar.

   En la nota mencionada, la periodista Sandra Ruso incursionaba en unos textos del psicoanalista argentino, Fernando Ulloa, quien a su vez analizaba al músico, filólogo y filósofo alemán Federico Nietzsche, en aquella incitante y controvertida afirmación, “el hombre no busca la felicidad, busca el poder”. Vale de paso decir  que Nietzsche fue un filósofo complejo por la diversidad de enfoques desde donde abordaba sus temas. Tuvo mucha influencia en los pensadores del siglo XX, pero siempre desde sus ideas complejas que iban de la “nada frustrante” de la realidad hasta la quimera, casi racista, del “ultra-hombre”.

   Retomemos la trama. Ulloa, que falleció en 2008 dejando una obra extensa y compleja, clínica y teórica, se metía en esa cita, y en su propia interpretación de las ideas nietzscheanas de poder y felicidad, “buscando respuestas a algunos de los interrogantes que lo obsesionaron, como la contraposición entre la crueldad y la ternura tanto en términos subjetivos como políticos”.
Agrega Sandra Russo que “fue una sorpresa leer ese texto, casi un entretenimiento en el mejor de los sentidos, un “tenerse entre un tiempo y otro” o, para usar uno de las nociones a las que introduce Ulloa, un “mientras tanto”. Su lectura permitía tomar un poco de aire en relación con temas que nos circundan, nos rodean, nos hacen hablar y pensar todo el día sobre lo mismo. Viene Ulloa y pregunta: ¿Qué es el poder? ¿Qué es la felicidad? ¿Qué hay detrás de lo que mueve a la acción a alguien? ¿Cómo se conecta cada uno con “la numerosidad social”, o lo que Ulloa llama “toda la mar detrás”?
Estos cuestionamientos parecen primigenios, algo así como un replanteo inicial e introductorio ante lo sugestivo de la misma existencia. Sin embargo, son precisamente las conjeturas que todos y cada uno nos hacemos en el durante, en el “mientras tanto” de nuestra convivencia cotidiana y sobretodo en relación a todo lo que nos rodea y compone nuestro propio existir, junto al conglomerado de circunstancias que acontecen.
 LAS CARTAS SOBRE LA MESA
   Más adelante, Sandra Ruso nos dice en su nota, “Las ideas de Ulloa son tan concentradas que puede uno hundirse en cada párrafo y quedarse con la sensación de que ha comprendido sólo una pequeña parte. Decía al principio que la urgencia de la actualidad argentina nos hace pasar de gran tema en gran tema. Nunca desde que me acuerdo hubo tantas cartas sobre la mesa. Ningún debate se agota porque mientras se debate se mueven la estantería y la escenografía. Son tiempos de mucha acción y pensamiento, más allá de los hervores de cada semana. Y las semanas pasan como horas. Ya escribí sobre este tema: estos tiempos son muy rápidos.”
   En los sucesos cotidianos nada es independiente, de alguna manera, desde algún ángulo, todo tiene que ver con todo. Y en ese poner “tantas cartas sobre la mesa”, observamos “las cartas” que nos hablan del poder que ejecuta políticas y están “las cartas” que nos dicen de las necesidades, los deseos de felicidad de la gente, esa felicidad que consiste, como lo dirá Aristóteles (otro viejo amigo), “en el despliegue de todas las potencialidades del alma –hoy diríamos del sujeto– sin que aparezcan obstáculos”.
   Aquí es, precisamente, el punto donde quería anclar: el poder ejecutando políticas que quitan obstáculos, que allanan el camino, para que la sociedad transite más plácidamente. Cuando este funcionamiento se trastoca, lamentablemente, empieza a tener razón la frase controvertida de Nietzshe, citada al principio.
 La política, considerada como  instrumento y espacio desde donde se ejecuta el poder a través de decisiones oportunas y acertadas, debe ir en consonancia y en la misma orientación que la felicidad y el bienestar de la sociedad. Por eso también, la oportunidad y los tiempos de ejecución de esas decisiones juegan un rol clave. Las maniobras a destiempo son riesgosas.
Algo de todo esto estamos viendo en este ajetreo que se está dando entre el Gobierno Provincial de Daniel Scioli y el Gobierno Nacional de Cristina Fernández de Kirchner.
 En esas “cartas sobre la mesa” está en juego también el incentivo del poder y la dinámica del liderazgo político, conjuntamente la concepción ideológica de un modelo de gestión. El desafío, en un marco actual económicamente electrizante, de seguir consolidando los logros ya alcanzados. Búsquedas incesantes de posibilidades, alternativas y soluciones. Y a la expectativa: el bienestar y la felicidad de la gente.
 Más allá de toda conjetura posible, juntos son más que dos y está encrucijada está en manos de la Presidenta y el Gobernador, ellos tienen capacidad y altura política para  hallar y definir el marco conciliador, sin perder de vista que “en el mientras tanto”, está la gente; está “todo el mar detrás.”

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