sábado, 7 de julio de 2012

Ley de Género: La auténtica identidad


Por: Juan Carlos Mortati

  El tema no es fácil de abordar pues, encierra características y contenidos que no sólo tienen una referencia a lo biológico, sino que también constituye una realidad que ha sido configurada por factores aportados por cierta rigurosidad religiosa, las concepciones culturales, los hábitos sociales y cuanto más por los prejuicios incorporados desde épocas anteriores. Pero ciertamente, constituye una realidad que ameritaba  ser tratada desde un plano conceptualmente jurídico, de manera que dejara de permanecer indemne y vulnerable desde cualquier ángulo o enfoque que se lo quisiera considerar.

   En un sencillo acto y ante la presencia de una multitud emocionada, la Presidenta firmó días pasados dos decretos reglamentarios referidos a la diversidad sexual y entregó nuevos documentos a personas en situación de diversidad de género y a bebés de parejas de mujeres, nacidos antes de la Ley de Matrimonio Igualitario. “Este es un día de inmensa reparación y de igualdad, que es algo tan importante como la libertad”, dijo Cristina Fernández de Kirchner, tras reglamentar la Ley de Identidad de Género y reconocer la deuda que tenía el Estado con el colectivo trans. “Cuando alguien es ignorado y reprimido, es negar al otro y a sus derechos, es como no existir”, agregó la Presidenta.”

   Cuando nos enfrentamos ante problemáticas como éstas, donde los puntos de vista pueden ser vastos, es fundamental partir de conceptos básicos. Es decir, tener una base de consenso desde donde poder ensamblar un esquema de argumentos, que permita un análisis serio, concreto y amplio, aún en medio de discrepancias o valoraciones contrapuestas.
 
   Precisamente, en la presentación del discurso citado de CFK, surgen dos ideas esenciales, para encuadrar este tema.
Cristina Fernández habla de “igualdad, que es tan importante como la libertad”. Dos categorías que conforman ese universo de interioridad que nos permite  transformarnos en personas: la igualdad y la libertad. Es a partir de este sustento que se realiza en plenitud la “personalidad”, que nos hace  únicos, irrepetibles, consolidados en una “identidad” (idem: igual; “ente”: ser), la proyección de “ser uno mismo”.



UNA LEY ESPECIAL


    Es interesante repasar esta Ley, quizá impensable en otras circunstancias, de identidad de Género y ver los elementos que la fueron constituyendo. Dice la ley en su Primer Artículo: “Derecho a la identidad de género. Toda persona tiene derecho: a) Al reconocimiento de su identidad de género; b) al libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género; c) a ser tratada de acuerdo con su identidad de género y, en particular, a ser identificada de ese modo en los instrumentos que acreditan su identidad respecto  de el nombre/es de pila, imagen y sexo con los que es registrada”.

  Como observamos se evidencia un primer marco jurídico, que reconoce la identidad de género e implícitamente su diversidad.  Existieron, durante en el debate de esta ley, argumentaciones muy controvertidas. Algunos planteos enfocaron con mucha liviandad el tema, cayendo en argumentaciones tradicionales, a veces ridículas y procaces, como aquellas del diputado “de campera amarilla”, sin llegar a profundizar plenamente el problema. Otros, sustentaron su enfoque desde la visión científica que hoy aborda el tema, consolidado el cual, luego se pudo avanzar en la sustentación del derecho.

Esa aseveración quedó ratificada en el artículo segundo, que expresa, “Definición. Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo”.
  Esta parte del artículo incursiona, en lo que habíamos señalado anteriormente. Aquí está hablando de “vivencia interna e individual”, percepción que está refiriéndose a la consideración científica del tema. Una definición sintética de la individualización corporal, psicológica y anatómica de cada situación, que introduce el criterio que va a dar sustento a  la legislación.

 Durante la  entrega de los nuevos documentos, la Presidenta expresó “No me gusta la palabra tolerancia, porque eso quiere decir te aguanto porque no tengo otro remedio. Yo quiero hablar de la igualdad, la de todos ustedes, que tendrán los mismos derechos. Esta es la sociedad que queremos, una sociedad de reparación y de igualdad”.

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