Por: José Silva
Hoy es uno de esos días donde dejo que los semáforos se enciendan y se apaguen en verde...
…que la vía de tránsito sea de una sola mano y todo el mundo camine pausado sin el costo del trajinar diario…
…que las sobras de uno no sea la comida de otros; que el dolor agudo de los enfermos fueran las risas que alegren los pasillos de los hospitales…
…que estas palabras escritas en este cuaderno de hojas cuadriculadas sirvan de mucho cuando estén terminadas…
…que el talento no supere al personaje sino que lo satisfaga, aunque estas sean las últimas palabras que escriba.
Es muy posible que no alcance a terminar lo que empecé hace exactamente días. Bueno, lo mismo me dije entonces y, sin embargo, ya son varias páginas las que llevo. Espero que Su Pasión Divina no me lo interrumpa.
La reunión está pautada, sólo falta que se concrete. Pero a la Parca no le gusta nada la belleza.
Y hoy es un día donde la serenidad se confunde con lo bello y el placer condice con la sensación. Y como la sensibilidad no sabe fingir y su sinceridad es más que obvia, oigo decirme: “No contestes a su invitación. Vuelve hoy a ignorarla.”
Aunque en verdad uno nunca sabe cuándo, dónde, cómo. Lo importante es estarse libre de pecados y castigo para cuando ella llegue. No vaya a ser cosa que el ángel no tenga la fuerza suficiente y no pueda transportarme, debido al peso de la carga que conmigo llevo. Por si acaso, sopesaré mi conciencia.
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