viernes, 28 de marzo de 2014

Los motivos del viaje



Por: Juan Carlos Mortati.

  Viaje hacia Roma y París. Podríamos estar nombrando los eslabones de un encantador tours de inicio otoñal. Sin embargo, los lugares mencionados, atractivos y ensoñadores, acopio inagotable de gran parte del caudal histórico europeo, tuvieron para nuestra Presidenta y la comitiva que la acompañaba un objetivo muy  determinado.

   La primer escala prevista fue Roma, recalando en el Vaticano. En el programa resaltaba una entrevista que, finalmente se extendió durante dos horas y media, almuerzo de por medio, en la residencia  Santa Marta, con “la persona más influyente del mundo”, según el último número de la publicación Forbes, el Papa Francisco, que dio para repasar la realidad mundial y la contemporaneidad nacional, nada livianas ambas, por cierto. Conmemoraban el primer año del papado del Cardenal Bergoglio, al frente del Vaticano, también.

   Era la segunda oportunidad en un año, que el titular del pontificado, Francisco, compartía una comida con Cristina Fernández de Kirchner. El Papa y la Presidenta han podido dejar atrás diferencias que los tuvieron enfrentados  tiempo ha. En la actualidad, los coloquios habidos, la diplomacia y esas circunstancias del devenir han permitido consolidar una relación, oportuna y necesaria, destrabando esquemas abigarrados y logrando coincidencias que nos favorecen a todos y a todas.


OH, PARIS, PARIS!!!

“Quiero decirle, señor primer ministro, en nombre de todos los argentinos, el eterno agradecimiento de mi país a la acogida que ustedes tuvieron para miles y miles de argentinos y argentinas que encontraron su segundo hogar, su segunda patria aquí en Francia “, expresó la Presidenta, en su discurso al dejar inaugurado el Salón del Libro, junto al primer ministro francés Jean- Marc Ayrault, donde la Argentina fue durante esa semana invitada de honor. Hubo homenajes a los escritores argentinos Julio Cortázar, Juan Gelman, Héctor Oesterheld, Juan José Saer y Quino, el gran creador de “Mafalda”. Un amplio mural del dibujante Rep, sobre la biografía de Cortázar, lucía  en el amplio stand argentino, en el Centro de exposiciones parisienses.
 
    Las palabras de Cristina Fernández tuvieron una dirección “olímpica” a la situación de los Derechos Humanos” y el amparo que realizó Francia a tantos argentinos que debieron exiliarse durante la Dictadura cívico-militar del “76. La cercanía de la conmemoración del día de la Memoria, Verdad y Justicia ameritaba la referencia aludida.


EL CLUB DE PARIS

  Lejos de asemejarse al “Moulin Rouge”, el famoso cabaret parisino, construido en 1889 por el español Josep Oller, el Club de París, tiene poco de nocturnidad o actividad deportiva. Sus menesteres rondan más bien el mundo de las finanzas y reúne a una serie de países y entidades acreedores de nuestro país y de unos cuantos Estados más. Son los muchachos con quienes tendrá que vérselas la gente del ministerio de Economía de Argentina, el 28 de mayo próximo, a fin de negociar “un acuerdo de liquidación de su deuda”, en base  a lo informado por la secretaria de dicho organismo internacional, Clotilde L”Angevin, en respuesta al planteo de nuestro país en conversaciones tenidas durante enero y febrero pasados, en la visita realizada por el Ministro Axel Klicillof.

   La situación tiene sus bemoles, ya que la deuda a negociar acaricia los 10.000 millones de dólares. Argentina quiere demostrar su buena voluntad y su capacidad de negociación sobre la deuda en momentos en que enfrenta una ofensiva de los "fondos buitres", que obtuvieron un fallo favorable de la justicia estadounidense que obliga a pagarles 1.470 millones de dólares.

  De ahí que resultó muy significativo el respaldo que efectuara el Presidente francés, Francois Hollande, durante los discursos mutuos habidos con la Presidenta argentina, en el Palacio de Elíseo, cuando dijo que “Va a ser muy beneficioso no solamente para la Argentina, sino también para todas las empresas europeas”, considerando la situación  a propósito de una regularización de la deuda con el Club de París, cuyo titular es precisamente, el secretario del Tesoro francés, Ramón Fernández. Ambos mandatarios destacaron la “histórica amistad” de los dos país y  que el acuerdo allanaría un espacio de comercialización en el marco de abrir canales con los países integrantes del Mercosur, del cual Argentina es miembro fundador, desde aquel primer principio, de acuerdo entre los Presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney de Brasil, en Foz de Iguazú, en 1985.
   “Francia quiere que la Argentina pueda salir de sus trances financieros. Lo está logrando. Y estamos haciendo todo lo posible para que en el Club de París podamos apoyar sus trámites financieros”, sostuvo Hollande, poco después de mencionar la vista que hizo Charles De Gaulle a Buenos Aires, en Octubre de 1964, evento del cual se cumplirán 50 años.
   Es indiscutible que el apoyo de Francia podría ser crucial para inclinar favorablemente a otros países socios que se mostraron más reacios a conciliar con  los términos ofrecidos por Argentina.
   En  esa misma línea, la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, destacó los beneficios que un buen acuerdo proporcionaría a la negociación para las empresas europeas. “Porque si se logra acordar con el Club de París, nuevamente las empresas europeas, o sea aquellas que generan trabajo para los europeos, van a volver a tener crédito en sus agencias nacionales para poder invertir, generar trabajo y por lo tanto aportar al crecimiento de sus economías nacionales y al crecimiento de la actividad económica mundial”. Más que de globalización, estos conceptos de acercan mucho a la idea del “Mundialismo”, que procura un integración entre países más allá de lo estrictamente comercial. La conversación que tuvieron con el Papa Francisco, tuvo un recorrido sobre esa concepción que procura una integración de intereses internacionales que privilegia valoraciones y realidades que transitan por el rumbo de “la ética de la economía”, como lo expresa reiteradamente, el reconocido economista argentino colaborador en la ONU, Bernardo Kliksberg. Una estrategia que mira el mundo como un espacio de cooperación y esfuerzos conjuntos, potenciando acuerdos que contemplan las necesidades de desarrollo de los países que hoy se esfuerzan por lograr crecimientos equitativos y sustentables para sus economías internas.

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