Por: Juan Carlos Mortati
Muchos y variopintos han sido los temas que han transitado como
agenda de noticias durante el discurrir de este fin de año. El tema de la Fragata Libertad,
la judicializada Ley de Medios, la
Rural de Palermo, los inolvidables goles de Messi pero, siempre entrometido y al acecho
permanente ha estado el temita preocupante de la inflación.
La inflación ha sido, casi inevitablemente,
uno de los miradores predilectos desde donde se comienza a observar la
evolución económica del país. Ciertamente, su poder de impactar en el día a día
sobre la realidad de cada uno, la ha
convertido en un problema absorbente de la preocupación social. Pero si
analizamos globalmente la situación, nos
encontramos que no es un problema único e individual.
“La inflación no es un asunto en sí mismo,
como ha instalado el saber económico convencional. Lo relevante es determinar
qué impacto tiene el aumento de precios en la expansión de la producción de
bienes y servicios, en el mercado laboral y en la distribución del ingreso. Es
una cuestión sensible debido a la larga historia de inestabilidad de la
economía argentina”.
MÁS ALLÁ DE SLOGANS
Y PRIVILEGIOS
Tener precisión y amplitud en el diagnóstico es
fundamental para comprender el alcance y los aditamentos que esta problemática
contiene. La persistencia del relato diario que señala como los causantes de la
inflación a la “elevada emisión monetaria y al aumento del gasto publico”, nos
lleva a simplificar demasiado el caso, dado que la evolución económica abarca a
muchos más actores y componentes que los que indica esa repetida muletilla.
Un reciente documento, “Programación 2013, del
Banco Central de la
República Argentina. Objetivos y planes para el desarrollo de
la política monetaria, financiera, crediticia y cambiaria”, nos permite
transitar un escenario más amplio que la sencilla “reiteración de slogans
políticos revestidos en afirmaciones técnicas supuestamente neutrales”, que
esgrimen posturas ortodoxas que avanzan sobre metodologías que ya han hecho
mucho daño en períodos anteriores pero, persisten en no ceder privilegios e intereses claramente evidenciados,
últimamente, en los países de la
Europa actual.
En
estos análisis también es interesante no perder de vista las variantes cíclicas
del devenir económico, que son distintas de los cambios de oscilación pendular,
basada en la estrategia de los gobiernos de turno, que contienen fuertes elementos
ideológicos que determinan su accionar.
Ya en los primeros tramos del documento mencionado, aparece
remarcada la direccionalidad del nuevo posicionamiento BCRA “la inclusión del desarrollo económico como objetivo de la
política del BCRA no hace más que explicitar la centralidad de esta
problemática para una economía como la argentina, que debe profundizar las
políticas que permitan el desarrollo de un entramado productivo más denso y
diversificado, y hagan posible superar los cuellos de botella sectoriales que
presionan sobre el nivel de precios”. El viraje impuesto a los roles asumidos
por el Central, en cuanto a la canalización de fondos en diferentes líneas
crediticias, producido con la reforma establecida hace dos años, significó la
instrumentación de una base de sustentación esencial para el sostenimiento de
la economía nacional, precisamente como una medida anticíclica preventiva de
los desniveles que la crisis internacional generaría.
Más adelante
el Documento menciona uno de los postulados esenciales, diciendo, “la estabilidad monetaria no se concibe en forma aislada, y
como un objetivo puntual de inflación, sino que se entiende en un sentido más
amplio y articulado con la posibilidad de que la economía pueda seguir
creciendo e incorporando valor agregado”.
Refuerza
este argumento, expresando, “en
su diagnóstico, el BCRA parte de una concepción teórica en la cual el dinero es
endógeno. Así, la expansión de la cantidad de dinero adecuada y compatible con
la estabilidad monetaria es aquella que resulta coherente con la política
cambiaria de flotación administrada, con el aumento del crédito al sector
privado –en especial aquel destinado al financiamiento de la actividad
productiva– y también con la posibilidad
establecida por ley que tiene el BCRA para financiar al Tesoro”.
A mi juicio,
este último párrafo contiene los lineamientos esenciales de la una Economía
Política, ya que establece el rol del Estado en un tema que representa el
núcleo del desenvolvimiento económico del país
ANALISIS PUNTUAL
Veamos cada
punto. El documento dice “el dinero es endógeno”, es decir que tiene origen y
funcionamiento o valoración propia, interna del país. De esto se desprende una
consideración de soberanía monetaria. El valor de la moneda va estar
sustentada, no solamente en relación a una cotización comparativa con otra
moneda extranjera, sino fundamentalmente, en base al crecimiento productivo
interno del país, a la estabilidad de la demanda agregada y capacidad de
consumo, a un excelente nivel de empleo, a la amplitud y fortalecimiento de la
política crediticia, a la regulación del mercado financiero, al fomento de las
economías regionales potencializando valor agregado en origen, a la integración
complementaria con economías regionales que consoliden el equilibrio económico
de la zona y a una actividad comercial exterior positiva, con balanza equilibrada
en términos oportunos y necesarios.
Para que este
esquema de buenos resultados es imprescindible, como dice el Documento, que “la
expansión de la cantidad de dinero adecuada y compatible con la estabilidad
monetaria es aquella que resulta coherente con la política cambiaria de
flotación administrada”.
Este axioma es válido porque “…“la
estabilidad monetaria continúa siendo parte del mandato (de la Carta Orgánica del
BCRA), aunque en la nueva redacción se reconoce que la misma es producto de las
condiciones macroeconómicas y no puede ser entendida en forma aislada de lo que
sucede con otras variables de la economía”. Y explica
más adelante que, “Se entiende en concurrencia con los restantes objetivos del
mandato, es decir, no debe implicar que su consecución dañe el empleo, las
posibilidades de desarrollo con equidad o la estabilidad financiera. La
estabilidad monetaria no se concibe en forma aislada, y como un objetivo
puntual de inflación, sino que se entiende en un sentido más amplio y
articulado con la posibilidad de que la economía pueda seguir creciendo e
incorporando valor agregado”.
LAS CAUSALES Y LOS MOTIVOS
En otro tramo, al cuestionar algunas exigencias que se escuchan ostentosas
desde ciertos sectores de poder económico-, afirma que “la apreciación cambiaria nominal (el aumento
del dólar) y tasas de interés excesivamente altas constituyen una estrategia
equivocada”, y continua argumentando el informe del Central que, “al impactar
negativamente sobre las capacidades nacionales de producción, las recetas
convencionales restan espacio para la recuperación de la participación del
salario en el ingreso, promueven la sustitución de trabajo nacional por trabajo
importado y deterioran las economías regionales menos competitivas”. Estas
últimas afirmaciones constituyen el
terreno donde las objeciones desde algunos ámbitos se vuelven más álgidas. Es
que representan el nudo de la cuestión.
El informe de BCRA, se cuestiona, sobre cuáles son las causales
estructurales de la inflación. En esa enumeración se aprecian cinco fuentes de
base inflacionaria:
1 La presencia de desequilibrios en la estructura
productiva.
2 Los
“cuellos de botella” en determinados sectores.
3 La
puja distributiva.
4 La
formación oligopólica de precios.
5 Los
shocks exógenos de los precios internacionales.
En
ese escenario cual es entonces, la propuesta antiinflacionaria. “No existe otro camino que el desarrollo productivo con
inclusión social. En un contexto en el cual las presiones inflacionarias son
mayoritariamente causadas por la concurrencia de los factores previamente
mencionados y no por los excesos de demanda, las soluciones ortodoxas resultan
insatisfactorias”, asevera categóricamente el informe.
Ante un panorama 2013 que
recién se inicia el BCRA expresa que “en un escenario que supone que las
cotizaciones internacionales de las materias primas se mantengan en los
actuales niveles elevados y dado que los cambios en la estructura productiva son
necesariamente graduales, se proyecta una trayectoria para los precios internos
similar a la observada durante el corriente año”.
Todo es material para un debate amplio y distendido. Se puede discrepar en las
apreciaciones entre lo que se ha denominado “nuevo paradigma” y la insistencia
de la ortodoxia económica pero, en algo podemos acercar la coincidencias: la realidad
nos ofrece un horizonte mucho más halagüeño, en Argentina y varios países de
Latino América, que lo que narra el periodista español Ramón Muñoz, en su
reciente libro “España, destino Tercer Mundo” (“Clarín”, IECO, pag. 4,
30/12/2012).
De
todos modos habrá que seguir transitando un largo camino para modificar
“cuestiones estructurales de la inflación en la economía argentina. Mucho se ha
hecho y queda mucho por hacer. Un certero debate viene pidiendo pisa.
(Material de Consulta “Programación 2013”, Informe
del BCRA)
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