domingo, 6 de enero de 2013

In-Fla-ción: un debate que viene pidiendo pista

Por: Juan Carlos Mortati

   Muchos y variopintos  han sido los temas que han transitado como agenda de noticias durante el discurrir de este fin de año. El tema de la Fragata Libertad, la judicializada Ley de Medios, la Rural de Palermo, los inolvidables goles de Messi  pero, siempre entrometido y al acecho permanente ha estado el temita preocupante de la inflación.

   La inflación ha sido, casi inevitablemente, uno de los miradores predilectos desde donde se comienza a observar la evolución económica del país. Ciertamente, su poder de impactar en el día a día sobre  la realidad de cada uno, la ha convertido en un problema absorbente de la preocupación social. Pero si analizamos  globalmente la situación, nos encontramos que no es un problema único e individual.



  “La inflación no es un asunto en sí mismo, como ha instalado el saber económico convencional. Lo relevante es determinar qué impacto tiene el aumento de precios en la expansión de la producción de bienes y servicios, en el mercado laboral y en la distribución del ingreso. Es una cuestión sensible debido a la larga historia de inestabilidad de la economía argentina”.

                              
MÁS ALLÁ DE   SLOGANS Y PRIVILEGIOS

 Tener precisión y amplitud en el diagnóstico es fundamental para comprender el alcance y los aditamentos que esta problemática contiene. La persistencia del relato diario que señala como los causantes de la inflación a la “elevada emisión monetaria y al aumento del gasto publico”, nos lleva a simplificar demasiado el caso, dado que la evolución económica abarca a muchos más actores y componentes que los que indica esa repetida muletilla.

 Un reciente documento, “Programación 2013, del Banco Central de la República Argentina. Objetivos y planes para el desarrollo de la política monetaria, financiera, crediticia y cambiaria”, nos permite transitar un escenario más amplio que la sencilla “reiteración de slogans políticos revestidos en afirmaciones técnicas supuestamente neutrales”, que esgrimen posturas ortodoxas que avanzan sobre metodologías que ya han hecho mucho daño en períodos anteriores pero, persisten en no ceder privilegios   e intereses claramente evidenciados, últimamente, en los países de la Europa actual.

En estos análisis también es interesante no perder de vista las variantes cíclicas del devenir económico, que son distintas de los cambios de oscilación pendular, basada en la estrategia de los gobiernos de turno, que contienen fuertes elementos ideológicos que determinan su accionar.
Ya en los primeros tramos del documento mencionado, aparece remarcada la direccionalidad del nuevo posicionamiento BCRA “la inclusión del desarrollo económico como objetivo de la política del BCRA no hace más que explicitar la centralidad de esta problemática para una economía como la argentina, que debe profundizar las políticas que permitan el desarrollo de un entramado productivo más denso y diversificado, y hagan posible superar los cuellos de botella sectoriales que presionan sobre el nivel de precios”. El viraje impuesto a los roles asumidos por el Central, en cuanto a la canalización de fondos en diferentes líneas crediticias, producido con la reforma establecida hace dos años, significó la instrumentación de una base de sustentación esencial para el sostenimiento de la economía nacional, precisamente como una medida anticíclica preventiva de los desniveles que la crisis internacional generaría.
  Más adelante el Documento menciona uno de los postulados esenciales, diciendo, “la estabilidad monetaria no se concibe en forma aislada, y como un objetivo puntual de inflación, sino que se entiende en un sentido más amplio y articulado con la posibilidad de que la economía pueda seguir creciendo e incorporando valor agregado”.
Refuerza  este argumento, expresando, “en su diagnóstico, el BCRA parte de una concepción teórica en la cual el dinero es endógeno. Así, la expansión de la cantidad de dinero adecuada y compatible con la estabilidad monetaria es aquella que resulta coherente con la política cambiaria de flotación administrada, con el aumento del crédito al sector privado –en especial aquel destinado al financiamiento de la actividad productiva–  y también con la posibilidad establecida por ley que tiene el BCRA para financiar al Tesoro”.
 A mi juicio, este último párrafo contiene los lineamientos esenciales de la una Economía Política, ya que establece el rol del Estado en un tema que representa el núcleo del desenvolvimiento económico del país
ANALISIS PUNTUAL
  Veamos cada punto. El documento dice “el dinero es endógeno”, es decir que tiene origen y funcionamiento o valoración propia, interna del país. De esto se desprende una consideración de soberanía monetaria. El valor de la moneda va estar sustentada, no solamente en relación a una cotización comparativa con otra moneda extranjera, sino fundamentalmente, en base al crecimiento productivo interno del país, a la estabilidad de la demanda agregada y capacidad de consumo, a un excelente nivel de empleo, a la amplitud y fortalecimiento de la política crediticia, a la regulación del mercado financiero, al fomento de las economías regionales potencializando valor agregado en origen, a la integración complementaria con economías regionales que consoliden el equilibrio económico de la zona y a una actividad comercial exterior positiva, con balanza equilibrada en términos oportunos y necesarios.
 Para que este esquema de buenos resultados es imprescindible, como dice el Documento, que “la expansión de la cantidad de dinero adecuada y compatible con la estabilidad monetaria es aquella que resulta coherente con la política cambiaria de flotación administrada”.
   Este axioma es válido porque “…“la estabilidad monetaria continúa siendo parte del mandato (de la Carta Orgánica del BCRA), aunque en la nueva redacción se reconoce que la misma es producto de las condiciones macroeconómicas y no puede ser entendida en forma aislada de lo que sucede con otras variables de la economía”. Y explica más adelante que, “Se entiende en concurrencia con los restantes objetivos del mandato, es decir, no debe implicar que su consecución dañe el empleo, las posibilidades de desarrollo con equidad o la estabilidad financiera. La estabilidad monetaria no se concibe en forma aislada, y como un objetivo puntual de inflación, sino que se entiende en un sentido más amplio y articulado con la posibilidad de que la economía pueda seguir creciendo e incorporando valor agregado”.

LAS CAUSALES Y LOS MOTIVOS
   En otro tramo, al cuestionar algunas exigencias que se escuchan ostentosas desde ciertos sectores de poder económico-, afirma que  “la apreciación cambiaria nominal (el aumento del dólar) y tasas de interés excesivamente altas constituyen una estrategia equivocada”, y continua argumentando el informe del Central que, “al impactar negativamente sobre las capacidades nacionales de producción, las recetas convencionales restan espacio para la recuperación de la participación del salario en el ingreso, promueven la sustitución de trabajo nacional por trabajo importado y deterioran las economías regionales menos competitivas”. Estas últimas  afirmaciones constituyen el terreno donde las objeciones desde algunos ámbitos se vuelven más álgidas. Es que representan el nudo de la cuestión.
  El informe de BCRA, se cuestiona, sobre cuáles son las causales estructurales de la inflación. En esa enumeración se aprecian cinco fuentes de base inflacionaria:
1 La presencia de desequilibrios en la estructura productiva.                                     
2 Los “cuellos de botella” en determinados sectores.
3 La puja distributiva.
4 La formación oligopólica de precios.
5 Los shocks exógenos de los precios internacionales.
En ese escenario cual es entonces, la propuesta antiinflacionaria. “No existe otro camino que el desarrollo productivo con inclusión social. En un contexto en el cual las presiones inflacionarias son mayoritariamente causadas por la concurrencia de los factores previamente mencionados y no por los excesos de demanda, las soluciones ortodoxas resultan insatisfactorias”, asevera categóricamente el informe.
   Ante un panorama 2013 que recién se inicia el BCRA expresa que “en un escenario que supone que las cotizaciones internacionales de las materias primas se mantengan en los actuales niveles elevados y dado que los cambios en la estructura productiva son necesariamente graduales, se proyecta una trayectoria para los precios internos similar a la observada durante el corriente año”.

 Todo es material para un debate amplio y distendido. Se puede discrepar en las apreciaciones entre lo que se ha denominado “nuevo paradigma” y la insistencia de la ortodoxia económica pero, en algo podemos acercar la coincidencias: la realidad nos ofrece un horizonte mucho más halagüeño, en Argentina y varios países de Latino América, que lo que narra el periodista español Ramón Muñoz, en su reciente libro “España, destino Tercer Mundo” (“Clarín”, IECO, pag. 4, 30/12/2012).
 De todos modos habrá que seguir transitando un largo camino para modificar “cuestiones estructurales de la inflación en la economía argentina. Mucho se ha hecho y queda mucho por hacer. Un certero debate viene pidiendo pisa.

   (Material de Consulta “Programación 2013”,  Informe  del BCRA)

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