martes, 20 de noviembre de 2012

La Vuelta de Obligado, emblema de la Soberanía Nacional


Segunda Nota

Por: Juan C. Mortati


LA BATALLA
  
 Ante la debilidad comparativa de las fuerzas nacionales ante “el calvario de las armadas europeas y los convoyes  mercantes que las seguían”, era necesario establecer la defensa  ante la ofensiva enemiga “en un lugar del Paraná donde  fuera posible  alcanzar los barcos enemigos con los escasos, anticuados y poco potentes cañones que se tenían”.

 En un lugar, “donde el río se angosta y describe una curva, que dificulta la navegación”, conocido como “Vuelta de Obligado”, los criollos colocaron  gruesas cadenas, amarradas sobre barcazas, ancladas en el río, entorpeciendo el paso de las naves invasoras. Así, narra Pacho O”Donnel en su libro,”durante el tiempo que tardaron en cortarlas, los enemigos sufrieron numerosas bajas en soldados y marineros y devastadores daños en sus barcos de guerra y en los mercantes.”

 En el desconcierto de los extranjeros, desde las batearías defensa emplazas en las costas, “Quebracho”, “Tonelero”,”San Lorenzo” y Obligado”, se atacaba con más coraje que potencial bélico.

El desembarco de los invasores no se hizo esperar, pero entonces
las tropas de M;ansilla, los pobladores de San Pedro y de San Nicolás, lucharon a la par de los soldados y atendían a los innumerables heridos y desbarataban  como podían  la arremetida enemiga.

 Hubo heroicas mujeres protagonistas de los enfrentamientos en tierra.”Josefa Ruiz Moreno, Rudecinda Porcel, María Ruiz Moreno, Carolina Suárez,  Francisca Nabarro, Faustina Pereira, y quien organizaba el grupo Petrona  Simonimo, que no hicieron” cuestión de género” en la refriega de la batalla.


TRIUNFO DIPLOMATICO

 Doscientos cincuenta patriotas dejaron su vida en la lucha y hubo más de 400 heridos, pero más allá de lo que podría definirse como un  “empate “, el resultado tuvo un éxito favorable porque las  potencias de esa època se vieron obligadas a capitular, “aceptando finalmente las condiciones impuestas por la Argentina y cumpliendo con la cláusula que imponía  a ambas Armadas, al abandonar el río de la Plata, disparar veintiún cañonazos de homenaje y desagravio al pabellón nacional”.

 En lo institucional, como, preámbulo del difícil camino recorrido en pos de la organización nacional, la epopeya de la Vuelta de Obligado, salvó la soberanía e integridad nacional, las Provincias del Litoral no se desmembraron de nuestro territorio y el río Paraná siguió siendo un río argentino.

 Como ratificación del histórico suceso, O”Donnel transmite en su libro, un testimonio valiosísimo del “Padre de la Patria”. Don José San Martín, en una carta fechada  pocos meses después ,el 10 de mayo 1846, desde su lugar de exilio en Francia, dirige estas palabras a su amigo Tomás Guido:” Los interventores habrán visto  por este èchantillon( tramado, relleno) que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”, Agregando en otro tramo de la carta, “La batalla de Obligado es una segunda guerra de la independencia”, ejemplificando así su valor histórico en el conjunto de acciones definitorias del derrotero de construir el sentido de identidad nacional, en un tiempo en donde el coraje y el patriotismo constituían una artillería infranqueable.

 Ese fue el valor y la trascendencia de la gesta de la Vuelta de Obligado, en un contexto histórico en que la penetración extranjera buscaba la atomización y separación del territorio para ejercer el posterior dominio político y económico sobre estas tierras sudamericanas.
 El sable legado por San Martín antes de su muerte a Juan Manuel de Rosas, remarcó una época crucial de nuestra historia nacional.  Polémica, clave, pero que sustentó una entidad que enarboló un sentido de lo nacional, como componente esencial de la integridad de los conceptos de pueblo y nación, como sustento para la construcción de un país substancialmente libre y soberano de su destino.

Fuente de consulta, La  Gran Epopeya, Pacho O”Doncel

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