martes, 20 de noviembre de 2012

La Vuelta de Obligado, emblema de la Soberanía Nacional


Primera Nota

Por: Juan C. Mortati

 Pasadas las 8 de la mañana la flota que bloqueabael Río de La Plata, compuesta por más de un centenar de naves mercantes y de guerra de la alianza de Inglaterra y Francia con el respaldo de sectores unitarios de Buenos Aires y otros exiliados en Montevideo, se había puesto en marcha y avanzaba por aguas del Paraná.
 Ya no había mucho tiempo, aquel 20 de noviembre del 1845 el sitio conocido como La Vuelta de Obligado, donde el Paraná se angostaba y recorría un recodo estratégico, iba ser testigo de una de las epopeyas más heróicas que apuntalaron la  soberanía nacional sobre nuestros ríos y la integridad de nuestro territorio.
 El General Lucio N. Mansilla al mando de la dotación patriótica lanzó su última arenga ante la inminencia del combate, narra Pacho O”Donell, en su obra sobre el suceso “La gran epopeya”, “¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos que verlo bajar de donde flamea!”.


Se desarrollaba el año 1845, los sectores adversos al gobierno de don Juan Manuel de Rosas, una clase dirigente y selecta, “la oligarquía librecambista porteña” del Buenos Aires de entonces, argumentando un pretexto “humanitario” de luchar contra la tiranía gobernante, llevó adelante contactos y “lobbies” ante las cortes europeas. El “activo Florencio Varela fue comisionado por los exiliados unitarios radicados en Montevideo a realizar los acuerdos y  lograr su adhesión.
Remarca O”Donell, que los reales motivos “de la intervención en el Río de la Plata, como lo llamaron los europeos, fueron de índole económico”. Ellos buscaban expandir el área de sus mercados, contando con embarcaciones de guerra con maquinarias movidas a vapor, que facilitaba su desplazamiento sin depender de los vientos. Así podrían internarse por nuestro río Paraná, alcanzar las provincias del litoral, el Paraguay y sur de Brasil.
 Los franceses, a su vez, consideraban también a la Banda Oriental, hoy Uruguay, como un Protectorado propio, desmembrándola de las otras provincias del Río de la Plata. Y la otra intención era hacer de la Mesopotamia, Misiones, Corrientes y Entre Ríos, una República independiente, bajo dominio inglés. De esa manera, lograban la libre navegación por ríos interiores, a partir de esa medida, de carácter internacional.
  Las decisiones de protección aduanera a favor de la producción nacional y el control sobre la navegación de nuestros ríos, dictadas por Rosas, desbarataban las intenciones económicamente avasallantes de los europeos.

La intención de la invasión de los Ingleses y Franceses era contundente, establecer un Procterado y dominio extranjero sobre la zona de la Mesopotamia y los rios afluentes del Rio de la Plata. Dominio militar, político y económico total sobre las incipientes Provincias Unidas del Rio de la Plata.


“Que lo tiró, a los Gringos, ahijuna gran siete”!!!

Así dicen los versos de un triunfo sureño, del cantautor Albero Merlo y Miguel Brascó, dedicado a la batalla de La Vuelta de Obligado. “Qué lo tiró, a los gringos, ahijuna gran siete, navegar tantos mares, venirse al cuete”. Con ese aire de triunfo Merlo, rememora  ese trascendental combate, “disminuido en los textos oficiales de historia por el principal motivo de que sus protagonistas fueron don Juan Manuel de Rosas y los sectores populares, la chusma. Significó la resistencia criolla y popular contra la prepotencia de aquellas  potencias imperiales con quienes  nuestra clase dirigente de entonces pretendía identificarse, servirlas y sacar provecho personal de ello”, fustiga enérgicamente Pacho O”donell en su libro.
 El operativo naval de defensa, toda un gesta heroica de un puñado de patriotas, fue comandada por el General Lucio N. Mansilla, en quien Rosas depositaba la confianza por su valor y experiencia.
La diferencia numérica y de poderío militar era abismal con la  flota de guerra y mercante de la alianza anglo-francesa, lo que “hacía inevitable que tuvieran éxito en su propósito de remontar el río Paraná”.
La estrategia, considerando “que se trataba de una operación comercial encubierta”, consistía en “provocarles daños económicos suficientes como para hacerlos desistir de la empresa”. El objetivo, pese a la supremacía militar de los invasores, era llegar a la vía final “de vigorosas negociaciones diplomáticas”, donde Rosas, tal cual sucedió, pudo imponer condiciones favorables a los patriotas.

       Fuente de Consulta:La Gran Epopeya, Pacho O”Doncel

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