Por: Juan
Carlos Mortati
Muchos años más tarde, también durante un
mes de noviembre, pero de 1985, cuando se inauguraba el Puente de la Confraternidad “Tancredo
Neves”, que une la ciudad argentina de Puerto Iguazú, con la brasileña de Foz
de Iguazú, los presidentes de ambos países Raul Alfonsín y José Sarney,
firmaron la Declaración
de Iguazú, con la que se intentaba dar comienzo a un proceso de integración económico-comercial.
En ese marco, se creó la
Comisión Mixta de Alto Nivel para la Cooperación y la integración
Bilateral, compuesta por expertos de ambos Estados y de empresas privadas de
los dos países, buscando establecer vínculos profundos entre Argentina y
Brasil.
OPORTUNIDAD Y DESAFIO ENORME
El objetivo era más amplio y buscaba incorporar más miembros
al bloque. En Asunción del Paraguay el 26 de marzo de l991, durante la Presidencia Argentina
de Carlos Saúl Menem, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firman la creación
del Mercado Común del Sur, MERCOSUR. El mismo establece que los Estados parte
constituirán un mercado común, que debería estar conformado al 31 de diciembre
de 1994.
Muchos sucesos
posteriores le fueron dando forma y amplitud a esa integración regional,
inclusive la constitución del Área de Libre de Comercio Sudamericana (ALCSA),
significó un eslabón fundamental para otro ensamble político-institucional
cristalizado luego en la UNASUR, dándole integralidad y fortaleza en lo
político a la zona de los países sudamericanos.
Hace poco más de una
semana otro acontecimiento consolidó otro espacio de la región, que en palabras
de la Presidenta
del Brasil Dilma Russeff, constituirá “la quinta potencia del mundo”,
graficando así la dimensión que logrará el MERCOSUR tras el ingreso de la República de Venezuela. El hecho fue ratificado
en al ciudad de Brasilia, capital de nuestro vecino aliado sudamericano,
durante la realización de la cumbre en la que
participaron los presidentes de todos los países del bloque (con excepción de
Paraguay, que se encuentra suspendido luego de la interrupción del gobierno de
Fernando Lugo). En el mismo sentido, Cristina Kirchner destacó que “la
incorporación de Venezuela cierra definitivamente la ecuación de lo que va a
ser este siglo XXI: energía, minerales, alimentos y ciencia y tecnología”. Hugo
Chávez calificó este espacio como “la locomotora más grande que existe para
preservar la independencia y acelerar el desarrollo integral de Latinoamérica”.
Y José Mujica destacó: “Nunca a lo largo de la historia tuvimos una oportunidad
como ésta: es ahora o nunca y el desafío es enorme”.
UN FUTURO
ALUCINANTE.
En el
marco de un mundo globalizado, donde el poderío del persistente colonialismo de los países
“centrales” ha encontrado variantes para camuflarse de mil maneras, el alcance
de esta construcción del Mercosur, logra características fundamentales que le
otorgan al bloque de la región una estatura geopolítica formidable. Los números
adquieren una elocuencia contundente: con el ingreso de Venezuela, el bloque
logrará un Producto Bruto Interno (PBI) de 3,3 billones de dólares, lo que
representa el 82,3 % del igual indicador de producción del total de Sudamérica.
Este Mercosur se dimensiona en un territorio de casi 13 millones de kilómetros
cuadrados y más de 270 millones de habitantes. Para clarificarlo, “siete de cada diez sudamericanos serán
ciudadanos del Mercosur”.
Se abre
un futuro alucinante para la región, propio del contenido visionario de quienes
comprendieron las manifestaciones de crecimiento y proyección económica del
mundo en este nuevo siglo. De todos
modos, habrá desafíos por delante que superar para consolidar este proceso,
como se ocuparon de destacar, cada uno a su modo, los cuatro mandatarios en el
mensaje que ofrecieron desde el palacio de Planalto, en la capital brasileña, una
vez que, concluido el plenario, donde se terminaron de ajustar los detalles que
quedaban por resolverse antes de poner las firmas del acuerdo definitivo.
A su turno, la
Presidenta argentina expresó, poniendo énfasis en la necesidad de “crear, más
temprano que tarde, los instrumentos y las instituciones que tornen
indestructible e indivisible este nuevo polo de poder, que preserven esta nueva
realidad de poder que se construyó con gran dificultad”. Esa (la falta de una
institucionalización mayor de las relaciones entre los miembros del Mercosur)
ha sido una de las grandes deudas del proceso de integración y “la idea es
aprovechar el empuje que significa el ingreso de Venezuela para avanzar en ese
sentido”.
“Estamos
dispuestos a llevarla adelante –insistió la Presidenta–. De modo
tal que cuando nosotros no estemos, ya que somos meras circunstancias de la
historia, estén los hijos de nuestros hijos para cuidar esto que no es ni de
Hugo ni de Dilma ni de Pepe ni de Cristina, sino de los pueblos que nos
eligieron democráticamente para que gobernemos su economía y también, en
definitiva, su presente y su futuro.”
NUESTRO
NORTE ES EL SUR
A su turno, y en su estilo claro y campechano, Mujica
señaló otro desafío: “No se trata de ser los más ricos del planeta, sino los
más felices”, aseguró. También destacó la necesidad de que el proceso de
integración beneficie a toda la población del bloque, en particular a los
pobres. “En América latina nos costó mucho ser libres. Tenemos que transformar
la libertad de los pueblos en una causa –pidió el presidente uruguayo–. Ser libres es no ser
esclavos de la necesidad, es tener la garantía elemental de lo que se precisa
para vivir, pero después tener tiempo para vivir y gastarlo en aquellas cosas
que a cada cual lo motivan. La inmensa mayoría de nuestra multitud no puede ser
libre”, lo lamentó.
Por su
parte, Rousseff, como anfitriona destacó la magnitud que adquiere el Mercosur a
partir de ahora, “desde la
Patagonia hasta el Caribe” envió un mensaje a “los sectores
empresariales de toda la región” invitándolos a “participar activamente de este
proceso”, destacando otro desafío: el de conseguir que la sinergia alcanzada a
nivel gubernamental se expanda a otras áreas que son de vital importancia para
el desarrollo de la región, en particular con la idea de “avanzar con la
industrialización” para cambiar la matriz productiva de Sudamérica.
“Nuestro
norte es el sur”, celebró, en tanto, Chávez, el ansiado ingreso de Venezuela
(que había solicitado en 2006 y permanecía trabado por la negativa del Senado
paraguayo). “Ahora estamos donde deberíamos haber estado siempre. Ahora estamos
localizados en nuestra exacta dimensión geopolítica. Este es nuestro sitio,
nuestra esencia”, destacó, visiblemente emocionado. También evocó a los ex
presidentes Luiz Inácio Lula da Silva, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez por el
rol que tuvieron en la etapa de transformación en la que ingresó la región hace
una década. “Tengo seguridad de que a partir de hoy entramos en un nuevo
período de aceleración de la historia que estamos construyendo, de aceleración
de la geografía, de cambios políticos, de cambios profundos. En los próximos
años veremos más cambios en la región de los que hubo en estos 200 años”.
(Material de Consulta “25 años de paz,
democracia e integración regional”, labor de Mariana Vázquez y Daniela Perrota,
en el marco del Programa Nacional de Voluntariado Universitario e informe sobre el Acuerdo de Nicolás Lantos)
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