jueves, 12 de julio de 2012

Neutralizando el efecto dominó



Por: Juan Carlos Mortati

 Primera parte

El hecho de que muchos países del mundo estén en grave crisis socio-económica no debería concluir, necesariamente, en la afirmación de que nuestro país también lo esté en igual medida. Sin embargo, hay afirmaciones válidas para tener muy en cuenta, como que “la economía tiene un comportamiento cíclico de subidas y bajadas”, que “las medidas contractivas en momentos de recepción, no siempre son la mejor receta”, que “hay crisis provocadas desde  una tendencia exclusivamente financiera”. En esta línea, podríamos agregar también que, generalmente, las crisis se superaron desde la perspectiva “de la  inversión productiva y no meramente especulativa”.

“El último libro de Paul Krugman “End this Depresión Now!” (Que termine ya esta depresión,) critica con dureza la teoría macroeconómica moderna y también la noción de que la confianza de las políticas importa. Krugman apunta que la consistencia de las medidas económicas es el factor relevante más que la apelación a generar “confianza” en los mercados con iniciativas recesivas”. Es decir, la gente va a mantener confianza si observa que hay crecimiento productivo y consecuentemente, demanda laboral. Suena a una reflexión simplista pero, si nos mantenemos en el marco de la lógica, el movimiento económico debe funcionar a favor de la gente, de la comunidad, no a la inversa
LA ECONOMIA DEL PAIS ALBOROTADA

  Todo este juego de frases y citas del comienzo, vienen a cuenta de los sacudones y alborotos ( alboroto: sonidos y ruidos que percibimos al alba, al amanecer), que se están dando en este último tiempo a lo largo de  nuestro país, con algunos epicentros más notorios que otros pero, que en el conglomerado de acontecimientos representan piezas de un interesante rompecabezas a solucionar. 
Un escenario que venía dándose dentro de una plausible armonía, de golpe y porrazo se desequilibró riesgosamente. Los motivos no fueron casuales, sino causales. Existieron movimientos abruptos intencionados, que en muchos casos aparecieron torpemente evidentes; otros no tanto. Diría más. Los estertores  del torbellino se sintieron no sólo en nuestro país, lo cual hace más evidente las sinuosas intencionalidades que lo fogonearon.

  Los primeros síntomas aparecieron tras una pronunciada desaceleración del movimiento económico. En un mundo globalizado donde todo queda a la vuelta de la esquina, resultaba entendible el efecto dominó de la crisis instalada, sobretodo sobre los países del hemisferio norte, con consecuencias sobre nosotros, los países emergentes.
En una nota de días atrás, denominada “Resistencia”, el analista económico Alfredo Zaiat expresaba, “ El diagnóstico económico convencional se encuentra en aprietos porque la respuesta oficial no es el ajuste ante vientos recesivos. Por el contrario, se aplican medidas contra cíclicas para amortiguar la caída y generar las condiciones para retomar el crecimiento. Por ese motivo analistas y economistas de la ortodoxia parecen desesperados deseando y convocando una recesión. Están descolocados y exageran porque lo único que saben proponer son iniciativas contractivas en momentos como el actual de desaceleración de la actividad. Retroceso que reconoce su origen en factores externos por la crisis internacional, en especial por el escaso dinamismo de la economía brasileña, y también por razones internas debido a las restricciones a las importaciones y en el mercado cambiario que inicialmente impactan en forma negativa en el nivel de actividad.” 

MEDIDAS CONTRACICLICAS

El posicionamiento, no sólo de Argentina, sino del conjunto de la Unión de Naciones de América del Sur (UNASUR), fue la de adoptar medidas contra cíclicas. Si el camino viene empinado, el motor requiere una dosis mayor de combustible y la aplicación de una fuerza intensa y concentrada específicamente en la tracción. En Economía Política esto se traduce en medidas expansivas, en apoyo crediticio a la producción y medidas que integralmente la movilecen.

En su discurso, magistralmente “desacantonado”, como es su estilo,  durante su intervención en la cumbre del “G 20+ Río”, realizado hace  escasamente un mes, en Río de Janeiro, el Presidente de Uruguay, José Pepe Mujica, expresaba “debemos rever con urgencia nuestras políticas sobre desarrollo sustentable, la pobreza, este modelo de consumo que tenemos, el medio ambiente”…”casi 8.000 millones de habitantes tienen que tener las mismas posibilidades”…” estamos siendo hijos del mercado, estamos siendo una sociedad de mercado y estamos perdiendo el control (de ese mercado)”…”el desafío y la crisis que tenemos por delante, es recuperar ese control”…”porque estamos pediendo el valor de la vida”…”nos hace falta otra cultura”…”gobernar es controlar el mercado; el problema es político”…”tenemos que cambiar esta crisis de agresión al planeta y a nosotros, por un modelo que tenga como destino la vida del mundo, del desarrollo a favor de la felicidad, de la vida”.

 En ese rumbo, el Gobierno Argentino para enfrentar esta fase negativa está eligiendo el camino de expansión fiscal y protección de puestos de trabajo, regular el gasto público y no regresar al financiamiento externo. Estas medidas constituyen un proceso integrado y de conjunción de fuerzas inversionistas. A su vez la revisión de ciertos planteos en el sistema de distribución de los tributos coparticipables es otro punto a atender minuciosamente. Será el tema de otra nota complementaria.

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