Por: Juan Carlos Mortati
Primera parte
El hecho de que muchos países del mundo estén en grave
crisis socio-económica no debería concluir, necesariamente, en la afirmación de
que nuestro país también lo esté en igual medida. Sin embargo, hay afirmaciones
válidas para tener muy en cuenta, como que “la economía tiene un comportamiento
cíclico de subidas y bajadas”, que “las medidas contractivas en momentos de
recepción, no siempre son la mejor receta”, que “hay crisis provocadas desde una tendencia exclusivamente financiera”. En
esta línea, podríamos agregar también que, generalmente, las crisis se
superaron desde la perspectiva “de la
inversión productiva y no meramente especulativa”.
“El último libro de Paul Krugman “End this Depresión Now!” (Que
termine ya esta depresión,) critica con dureza la teoría macroeconómica moderna
y también la noción de que la confianza de las políticas importa. Krugman
apunta que la consistencia de las medidas económicas es el factor relevante más
que la apelación a generar “confianza” en los mercados con iniciativas
recesivas”. Es decir, la gente va a mantener confianza si observa que hay
crecimiento productivo y consecuentemente, demanda laboral. Suena a una
reflexión simplista pero, si nos mantenemos en el marco de la lógica, el
movimiento económico debe funcionar a favor de la gente, de la comunidad, no a
la inversa
LA ECONOMIA DEL PAIS ALBOROTADA
Todo este juego de
frases y citas del comienzo, vienen a cuenta de los sacudones y alborotos (
alboroto: sonidos y ruidos que percibimos al alba, al amanecer), que se están
dando en este último tiempo a lo largo de
nuestro país, con algunos epicentros más notorios que otros pero, que en
el conglomerado de acontecimientos representan piezas de un interesante
rompecabezas a solucionar.
Un escenario que venía dándose dentro de una plausible
armonía, de golpe y porrazo se desequilibró riesgosamente. Los motivos no
fueron casuales, sino causales. Existieron movimientos abruptos intencionados,
que en muchos casos aparecieron torpemente evidentes; otros no tanto. Diría
más. Los estertores del torbellino se
sintieron no sólo en nuestro país, lo cual hace más evidente las sinuosas intencionalidades
que lo fogonearon.
Los primeros
síntomas aparecieron tras una pronunciada desaceleración del movimiento
económico. En un mundo globalizado donde todo queda a la vuelta de la esquina,
resultaba entendible el efecto dominó de la crisis instalada, sobretodo sobre
los países del hemisferio norte, con consecuencias sobre nosotros, los países
emergentes.
En una nota
de días atrás, denominada “Resistencia”, el analista económico Alfredo Zaiat
expresaba, “ El
diagnóstico económico convencional se encuentra en aprietos porque la respuesta
oficial no es el ajuste ante vientos recesivos. Por el contrario, se aplican
medidas contra cíclicas para amortiguar la caída y generar las condiciones para
retomar el crecimiento. Por ese motivo analistas y economistas de la ortodoxia
parecen desesperados deseando y convocando una recesión. Están descolocados y
exageran porque lo único que saben proponer son iniciativas contractivas en
momentos como el actual de desaceleración de la actividad. Retroceso que
reconoce su origen en factores externos por la crisis internacional, en
especial por el escaso dinamismo de la economía brasileña, y también por
razones internas debido a las restricciones a las importaciones y en el mercado
cambiario que inicialmente impactan en forma negativa en el nivel de
actividad.”
MEDIDAS CONTRACICLICAS
El posicionamiento, no sólo de Argentina, sino
del conjunto de la Unión de Naciones de América del Sur (UNASUR), fue la de
adoptar medidas contra cíclicas. Si el camino viene empinado, el motor requiere
una dosis mayor de combustible y la aplicación de una fuerza intensa y
concentrada específicamente en la tracción. En Economía Política esto se
traduce en medidas expansivas, en apoyo crediticio a la producción y medidas
que integralmente la movilecen.
En su discurso, magistralmente “desacantonado”,
como es su estilo, durante su
intervención en la cumbre del “G 20+ Río”, realizado hace escasamente un mes, en Río de Janeiro, el
Presidente de Uruguay, José Pepe Mujica, expresaba “debemos rever con urgencia
nuestras políticas sobre desarrollo sustentable, la pobreza, este modelo de
consumo que tenemos, el medio ambiente”…”casi 8.000 millones de habitantes
tienen que tener las mismas posibilidades”…” estamos siendo hijos del mercado,
estamos siendo una sociedad de mercado y estamos perdiendo el control (de ese
mercado)”…”el desafío y la crisis que tenemos por delante, es recuperar ese
control”…”porque estamos pediendo el valor de la vida”…”nos hace falta otra
cultura”…”gobernar es controlar el mercado; el problema es político”…”tenemos
que cambiar esta crisis de agresión al planeta y a nosotros, por un modelo que
tenga como destino la vida del mundo, del desarrollo a favor de la felicidad,
de la vida”.
En ese
rumbo, el Gobierno Argentino para enfrentar esta fase negativa está eligiendo
el camino de expansión fiscal y protección de puestos de trabajo, regular el
gasto público y no regresar al financiamiento externo. Estas medidas
constituyen un proceso integrado y de conjunción de fuerzas inversionistas. A
su vez la revisión de ciertos planteos en el sistema de distribución de los
tributos coparticipables es otro punto a atender minuciosamente. Será el tema
de otra nota complementaria.
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