Por: Juan Carlos Mortati
El anuncio por parte de la Presidenta
CFK del plan de construcción de viviendas PRO-CRE-AR, me
trajo a la memoria a Saúl Ubaldini, aquel ícono del sindicalismo peronista. El
de la eterna campera, que lo “uniformaba” permanentemente en su incansable
tarea, como dirigente del gremio cervecero y como secretario general de la CGT, en tiempos en que “había
que tenerlas”, para cumplir esa misión. Saúl Ubaldini, a quien desde la humorada
de los imitadores, le adjudicaban la muletilla de “por supuesto, todo lo
contrario”. Aquel sindicalista, de hablar tranquilo, con un dejo arrabalero,
solía repetir que “la construcción de viviendas tenía un efecto multiplicador,
porque movilizaba centenares de gremios”.
La iniciativa de este plan a nivel
nacional, que ofrecería respuesta al déficit habitacional, también se espera
que actúe como mecanismo anticíclico para generar unos cien mil puestos de
trabajo directo (y otros tantos de forma indirecta) en momentos que el
enfriamiento de la economía mundial alcanza con sus coletazos a la Argentina.
En la presentación del Programa de Créditos Argentina
Bicentenario, un ambicioso proyecto que aspira a solucionar el sueño de la casa
propia a cuatrocientos mil argentinos en la primera etapa, Cristina Fernández
manifestó “Vamos a seguir, como lo hicimos en el 2008, como lo hicimos en el
2009, como lo hicimos en el 2010, impulsando las políticas de crecimiento, de
inclusión. No creemos en el ajuste, pero fundamentalmente porque entendemos que
no es racional, no es razonable que la economía pueda crecer si le restringe el
acceso a todo a la gente, porque la que consume es la sociedad”. Un fórmula
básica de desarrollo que, más allá de aciertos y tropezones, ha sido la
aplicación de la más pura economía política que ha sustentado el crecimiento de
estos últimos años en nuestro país.
RECUPERAR LA INICIATIVA DESDE
LAS POLITICAS PUBLICAS
Podemos entender la
medida asumida por el Gobierno Nacional como un redoblar la apuesta en cuanto a
consolidar políticas públicas efectivas
y oportunas, no sólo desde el aporte financiero oficial, sino que también (la Presidenta), pidió a la banca privada que
“dispusieran parte de sus formidables rentabilidades y ganancias que han tenido
precisamente para aplicarlas a la generación y la construcción de nuevas viviendas”.
Reforzando esa línea de acción de un
Estado inversor, comprometido con la
realidad socio-económica general, la Presidenta manifestó “Además, no lo hacemos
tampoco en cualquier momento, lo estamos haciendo en un momento de dificultades
económicas sin precedentes que vienen desde afuera. Y lo hacemos porque estamos
convencidos de que la política para poder superar las dificultades económicas
es generar consumo, desarrollo e inclusión.”
Veamos, a través de un informe, los detalles y
contenidos del Plan lanzado la pasada
semana. “Para comenzar a otorgar créditos hipotecarios y desarrollar lotes
urbanos, el programa para la construcción de viviendas Pro.Cre.Ar contará con
dos activos: un aporte inicial del Tesoro Nacional de 3000 millones de pesos y 1826 hectáreas de
tierras en todo el país. Con esos recursos se podrá financiar íntegramente la
edificación de quince mil viviendas. El fideicomiso que administrará el Banco
Hipotecario bajo la supervisión del Estado buscará financiamiento adicional
para responder a la creciente demanda de préstamos a través de la emisión de
títulos públicos, denominados Valores Representativos de Deuda (VRD). Además,
podrá recibir desembolsos adicionales del Tesoro y nuevos terrenos, como los
que donarían las provincias de Buenos Aires y Santa Fe.”
Continua el informe,
diciendo “Los activos financieros que emita el fondo fiduciario podrán ser
adquiridos por inversores privados y públicos. El principal comprador de los
VRD será el Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) de Anses, mal
denominado “la plata de los jubilados”, que obtendrá de esas inversiones una
rentabilidad superior a la que le brindan, por ejemplo, sus depósitos en plazos
fijos.”
El informe oficial
aclara puntualmente sobre este tema que “El FGS es un fondo de reserva
destinado a cubrir los eventuales déficit del sistema previsional ante ciclos
económicos negativos de la economía. El FGS no se utiliza para pagar
jubilaciones, que ya están financiadas. Está compuesto por los excedentes
financieros del organismo previsional y los fondos de jubilaciones y pensiones
que se encontraban en manos de las AFJP. En 2008, antes de la estatización del
régimen de capitalización, sumaban 98 mil millones de pesos. Hoy supera los 210
mil millones de pesos invertidos en títulos públicos (58 por ciento), plazos
fijos (10,2), acciones (7,9) y proyectos productivos e infraestructura (13,9).
Con instrumentos similares a los VRD del Pro.Cre.Ar, el FGS financió
iniciativas de la
Central Atucha II, de Aysa, Enarsa, obras públicas,
infraestructura hídrica y del sistema vial.” Es decir, que funcionará como un
fondo de capitalización diversa y progresiva, transformándose en un reaseguro
patrimonial sustentable para la funcionalidad
solidaria de la Anses,
fortaleciendo la perdurabilidad y actualización
del sistema de jubilaciones.
(Material de
consulta: “Informe Plan Pro-Cre- Ar”)
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