jueves, 7 de junio de 2012

Producción y competitividad, plan frente a la desaceleración


Por: Juan Carlos Mortati


     Últimamente hay indicadores distintos en el crecimiento económico.  Desde el 2003 dos períodos de gestión de gobierno nacional estuvieron engalanados por cifras muy significativas en materia de reindustrialización. Un índice de crecimiento ubicado entre el 7% y el 9 % osciló rutilante en el display de los muestreos internacionales, colocando a Argentina  entre los principales standards  de los países emergentes.
   Hoy “los datos oficiales marcan que la expansión de la inversión, que alcanzó un máximo del 23,8 % en el segundo trimestre de 2011, se redujo al 16,5 % en el tercero y al 8 % en el cuarto”. Se suma a esta situación surgentes desequilibrios fiscales de la Nación y las Provincias, persistentes fluctuaciones de la inflación y una pronunciada estrechez financiera, para configurar hacia adelante un panorama que requerirá esmerada atención  para este 2012 que se está desplegando.

NUEVO CONTEXTO. DOBLAR LA APUESTA.

   Durante la entrevista cedida, hace pocos días,  por el actual  Secretario de Industria,  Javier Rando, un economista  de 37 años que se desempeñaba junto a la Ministra Débora Giorgi desde el 2006, en Planeamiento Estratégico Industrial, el  nuevo funcionario,  manifestó que la idea actual consiste en establecer un “amplio marco referencial, el Plan Industrial 2020, donde fabricantes y proveedores de los distintos sectores fabriles conformen mesas de discusión donde se “despiezan” los productos finales para impulsar la provisión local”.
Es decir, en términos industrialmente fructíferos, “aumentar el nivel de integración de partes nacionales en los productos manufacturados es lo que hace sostenible el crecimiento económico.” La preocupación que ronda  en el sector esta direccionada por la “desaceleración del nivel de actividad, el tipo de cambio, la política comercial y la estrategia que el Gobierno  llevará adelante”.
 El interrogante inmediato que surge ante este panorama, es conocer  los motivos de esta situación y cual es el nivel afectación que deberá soportar el mercado. En esa línea Rando expresó, “Existe un menor ritmo de crecimiento en algunos sectores, no una caída, que no responde a una sola causa. Algún sector puede estar afectado por la situación en los mercados internacionales, otro expuesto a un determinado país cuyo mercado interno está afectado. En otros países hay caída o desaceleración de la actividad, en un escenario previo ya desfavorable. En nuestro caso no es así, el nivel de actividad está alto. Nunca antes se habían producido 800 mil autos en el país, por dar un ejemplo. Por eso los empresarios se acercan a diagramar planes de inversión. Es decir que existe una agenda positiva, que se refleja en la demanda de los créditos del Bicentenario. Lejos de discontinuar los planes de inversión, las empresas trabajan para llegar a los niveles de integración nacional que les exigimos. A la vez, eso genera un proceso inversor en los proveedores “.
Para comprender el alcance de las declaraciones del funcionario de Industria, hay que tener una mirada global del crecimiento de estos últimos años, y desde ese nuevo piso industrial alcanzado, realizar el análisis actual. Es decir, desde ese enfoque estamos hablando de un escenario industrial recuperado, durante el período del  último quinquenio. El contexto económico actual exigirá replantear estrategias productivas y una adecuación de todos los componentes que tienen  intervención preponderante  en el tema.
   Ante estas señales de sobresalto en el sector de los industriales, el funcionario esboza una reflexión amplia, prudentemente optimista, “Para el segundo semestre no se ve una clara recuperación. Importantes economías no terminan de encontrar el camino para poder crecer y plantean recetas pro-cíclicas sobre un escenario negativo. De todas formas, nuestro mercado interno tiene bases sólidas, con lo cual el industrial tiene asegurado un nivel de actividad importante, sumado a que las exportaciones industriales están en el nivel más alto de la historia “. De estas reflexiones parece desprenderse la idea de que los horizontes logrados hasta ahora permitirán sobrevivir satisfactoriamente al sector por sobre la retracción que comenzó a instalarse.
     Para observar el contexto resultará importante traer a colación un informe de investigación de IERAL Fundación Mediterránea (Centro de Investigación de Córdoba), referido a “la especialización de algunas provincias” en materia de manufacturas, en orden a la exportación.”En Buenos Aires, por ejemplo, las manufacturas  de origen industrial (MOI) tienen un 55 % y las manufacturas de origen agropecuario (MOA) el 20 %; en Santa Fe, las MOA representan  el 67 % y las MOI, el 20 %; mientras que en Córdoba las MOA son el 45 % y las MOI, el 26 %. El resto de los componentes corresponde a productos primarios”…”en otras provincias, como San Juan, Santa Cruz, Catamarca y Chubut, el mayor componente exportable es de origen minero” …”en materia de cultivos agrícolas regionales Río negro, Mendoza y últimamente La Pampa persisten en un alto porcentaje exportador”. Una rápida síntesis, referida exclusivamente a los índices  destacados en exportación.
FORTALECER UNA INDUSTRIA COMPETITIVA
     En materia de importaciones, el secretario de Industria Javier Rando , explicó que “la política de administración de comercio permite preservar sectores sensibles y acompañar el desarrollo de sectores incipientes. En definitiva, todos los países administran su comercio; pueden ser más o menos explícitos, pero de una u otra manera lo hacen. Argentina tiene 40 millones de habitantes y una industria muy diversificada. Hay una conducción política firme que dice “avancemos con la industria”, que es la actividad que permite generar puestos de trabajo, mejorar los sueldos y la distribución del ingreso. Sucede que hay sectores que no tienen interés en que la industria nacional crezca”. Y redondeó su planteo afirmando, “El factor determinante es la mayor sustitución de importaciones”.
 Rando explicitó en detalle la tarea integral realizado con los empresarios, diciendo “Analizamos seriamente la estructura de costos. Hacemos el despiece de los productos para detectar qué se puede fabricar acá y qué no. Si se debe nacionalizar una pieza, se desagrega la estructura de costos del bien importado y del nacional. En caso de haber diferencias a favor del importado, hay que estudiar cómo avanzar para hacer mejoras técnicas, obtener certificaciones y homologaciones. Se trabaja con el INTI y Sepyme para mejorar procesos internos de cada fábrica y se analiza si hay competencia desleal. Porque se puede tener al final del día una plancha ciento por ciento nacional, pero que es la más cara del mundo, o que directamente no planche, y ésa no es la idea. Muchas empresas mejoraron su posición en el mercado interno y algunas también se pudieron internacionalizar, porque las manufacturas de origen industrial pasaron del 29 al 35 por ciento del total exportado. Ese es el mejor termómetro de que la industria nacional es competitiva.”
  Más adelante expresó “Debemos sostener niveles altos de actividad con una integración nacional creciente, que retroalimente la industrialización. La industria tiene que tener un peso cada vez mayor en la economía, porque es la actividad que tracciona la investigación y el desarrollo y genera renta y empleo sin depender de vaivenes de precios internacionales. Desde 2003, la industria logró recuperar cuatro puntos porcentuales en el PBI, ahora estamos en un 21 por ciento, con un crecimiento generalizado en todos los sectores. No hay evidencia empírica de economías que se desarrollaron en base a las actividades primarias.”
   El buen posicionamiento industrial alcanzado fue el mérito a una política económica decididamente orientada a la producción y un esmerado esfuerzo del sector, que comprendió la oportunidad de un cambio de época y asumió con intensidad el desafío. La fortaleza interior lograda,  deberá constituirse en el reaseguro de un crecimiento sustentable en medio de un escenario mundial trastabillante y resquebrajado, que sigue eligiendo las mismas recetas financieras que lo sumergieron en la actual crisis. Hay muestras  demasiado notorias de que ese no es el mejor destino elegido.

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