viernes, 8 de junio de 2012

Entrevista con la Ing. Agr. Adela Castro – INTA Bordenave


La producción de aromáticas: una oportunidad para microemprendimientos familiares
La Ing. Agr. Adela Castro, de la Estación Experimental INTA Bordenave, considera que la producción de aromáticas, constituye una oportunidad para el desarrollo de un micro-emprendimiento de tipo familiar.
El miércoles 30 de mayo, fue una de las responsables del Taller de Aromáticas que se brindó en la agencia INTA Benito Juárez, junto al Técnico Agropecuario, Marcelo Zorita, de INTA Guaminí. Castro, dio una introducción al cultivo de aromáticas y destinos principales, como así también detalles de la práctica de multiplicación de plantas por división de matas, estacas y para el reconocimiento de especies.
Castro, explicó que su experiencia en el INTA Bordenave, está vinculada a la medición de producciones. “En general, nuestra zona de influencia, históricamente no es de producción de aromáticas como Córdoba, Mendoza o Bariloche. Así, el rol más importante que tiene la experimental respecto a este tema es generar material que pueda adaptarse a nuestras condiciones”, indicó.

_ ¿Por qué factores no es una zona de producción de aromáticas?
Castro: - No tiene que ver ni con las condiciones climáticas, ni del suelo, sino a una  falta de tradición. Para un grupo importante de aromáticas, las condiciones ambientales son muy buenas. Nosotros tenemos estudiadas algunas especies que son de interés comercial, pues no sólo hay que buscar que se puedan adaptar a nuestras condiciones naturales.

_ ¿Qué especies son las que mejor combinan estos dos factores en nuestra zona?
Castro: Orégano, tomillo, salvia y cedrón son buenas para nuestra zona. También los lavandines y el caso de vetiver que no es de nuestra zona, pero es una cosa bastante rara que persiste. No tenemos hecho análisis de calidad ni cantidad de esencia que podamos mantener, pero como es una planta que tiene un interés especial y estamos monitoreando porque está  recomendada por el Banco Mundial para fijar suelos de zonas anegadizas y de mucha erosión eólica.

_ ¿Cuál es el mayor  interés que se advierte en los asistentes a las capacitaciones que brindan sobre aromáticas?
Castro: Obtener plantines para conocerlos. Por eso recomendamos que se busque con mucho cuidado el origen del mismo, sobre todo si uno piensa en un emprendimiento. No es lo mismo tener una planta para una huerta para un consumo inmediato, que cuando uno piensa en algo de más envergadura. Ahí uno tiene que ser muy estricto en el material que va a multiplicar porque puede encontrarse con la ingrata sorpresa de que uno multiplicó un  material que después no tiene valor comercial.

_ ¿Cuánto tiempo demanda obtener rentabilidad con una producción de esta naturaleza y con cuántas personas se debe contar para el trabajo?
Castro: Eso depende del tamaño que se quiera lograr y del tiempo que se quiera dedicarle. Tengo hecho un planteo teórico en base a los resultados que hemos obtenido en la Experimental de Bordenave, que demuestra que si uno empieza con 100 plantines y hace muchas estacas, lo cual implica cortarlas, prepararlas, agacharse y ponerlas, puede en cuatro años tener una hectárea, extensión que representa unos 55 mil plantines para un  orégano, un tomillo. También el número de plantines va a depender de la maquinaria que pueda usar y de la especie. Por ejemplo, con el lavandin que es una planta mucho más grande, se alcanzarán unos 10 a 12 mil plantines por hectárea.

_ Una vez que la producción está, cabe preguntarse si es fácil incursionar en el mercado
Castro: El mercado no es fácil. En todo el mundo, estos mercados son oligopolios. Sin embargo, con esfuerzo se puede ingresar. No es lo que era antes vender trigo, ni tampoco lo que es en este momento vender hacienda. Habría que manejarse sobre los valores históricos que son dos dólares y medio el kilo de despalillado. Si a uno sobre ese precio le interesa, tiene que seguir para adelante.

_ ¿Qué recomendación tiene para quien quiere iniciarse en la actividad?
Castro: A esta actividad, la veo para un núcleo familiar donde todo el mundo aporta su trabajo, sobre todo, si desde el momento que se inicia hay que poner mano de obra toda paga. No quiere decir que cuando se llega a cierto nivel de expansión que se necesite ayuda no se puedan tomar empleados.
Hay gente que piensa que para hacer un emprendimiento de este tipo hay que hacer una gran inversión y salir a vender en muy poquito tiempo. Creo que eso es un riesgo muy grande.
Si fuera mi emprendimiento, compraría poco material de diferentes orígenes, de diferentes poblaciones, probaría que es lo que se adapta a mi zona y con esas plantas madres empezaría el emprendimiento a escala mayor.
Estas plantas muchas veces traen mucha ilusión, son bonitas, son gratísimas cuando anda con ellas, por los aromas que tienen, por la diversidad, pero es una producción  de tipo intensiva como la huerta: requieren una atención cotidiana.

_¿Se necesita tener tierra propia?
Castro: Creo que es lo mejor, excepto que uno tenga un convenio a muy largo plazo. Las plantas de matas más chicas, recién al año y medio están en plena producción y en el caso de los lavandines, hasta el tercero o cuarto año no producen. Uno tiene que saber eso. El problema es el tiempo y el rechazo que se genera, es preferible una extensión chica donde uno cuenta que la tiene por un período bastante largo.

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