Por: José Silva
Así mismo, a pesar de los crudos inviernos, igual ella los crió. Hubo fríos, nevadas y escarchas; también tristezas, soledades y amarguras. Remiendos, zurcidos y regalados; arroz con leche, sémola y pan duro; juguetes rotos; cuadernos donados; una maestra y también una ilusión. La misma esperanza soñada por aquellos que desde la cima nos miraban sin aportar nada. Pero nunca odio, rencor o traición, sino lealtad a las reglas del honor, la rectitud y la fidelidad.
Y ningún viento por más violento o cruel que haya sido, volteó aquellos principios, porque inflexible es la disciplina si consistente es la resistencia.
Y si lo que todavía no han podido vencer justamente es a resistir. No tengo la menor idea de lo que el futuro nos depare. Sin embargo, persigo un ideal; lucho por la idiosincrasia, defiendo los derechos, peleo por lo que considero viable y constructivo; recuerdo a las ausencias; procuro alcanzar, aunque más no sea una quimera.
Pero por sobre todo, hablando mi idioma. El mismo que aprendí, el único que me enseñaron. Porque solamente así, podré romper el hechizo de haber llegado a querer alguna una vez. Por eso que debemos conseguir ver la realidad tal como es, puesto que muchas veces, es bocado de la ficción.
Por ello, estés en el lugar que estés, si estás, resiste.
Por ello, estés en el lugar que estés, si estás, resiste.
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