Por: José Silva
Siempre pienso que mientras tengamos la fuerza puesta en la fe, con una esperanza sostenida, viva, día a día, una y otra vez más...
Habremos logrado que los pájaros bajen a la altura de nuestros ojos y los árboles comiencen a morir de pie.
Habremos aprendido a leer la brújula y a cultivar la rica palabra del poeta.
Habremos erradicado de todas las sombras el beso y exterminado lo usado, lo enfermo y lo hastiado.
Habremos logrado acceder a nuevas direcciones y a arribar a esos lugares desde dónde soplan los nuevos vientos.
Habremos echado albures al azar de los ocasos y fundirnos en el hado del sino con el mito de los signos.
Habremos bebido cada gota del divino misterio y desnudado centímetro a centímetro de nuestra propia identidad.
Habremos alimentado toda el hambre de nuestra ignorancia y fortalecido cuantas sean las alas con la diafanidad del Ángel.
Y así, seguramente, habremos llegado a develar el enigma del vuelo. Ese enigma en el que yo yerro y tú no adecuas; él no engrosa y nosotros no santiguamos; que vosotros padecéis y en ellos sufren.
Hazte de tu País viejo un País Nuevo, donde tu palabra sea erupción y tu hacer un volcán; donde tu razón sea lava y tu roca un trozo de Pan.
Porque quién continúe de aquel modo en el País Viejo; seguramente será mañana, en el País Nuevo, quien sé desencontre.
Por ello, sigue adelante. El camino es tuyo.Y la decisión también.
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